Continúan las andanzas de Cenicienta por Oriente Medio.
Tras ponernos en antecendentes sobre los días cuando Lobo la "fichó" como agente secreto Ceni desarma a su atacante que no es otro que Aladino que está cumpliendo la misma misión que ella para la Otra Bagdad. Al parecer ambos se detectaron mutuamente como portadores de gran magia y se consideraron amenazas mutuas, pero nada que un par de chistes sobre zapatos y lámparas mágicas no puedan arreglar.
Mientras tanto Crispin continúa llevando la zapateria y cuando los suministradores hacen acto de presencia se nos revela su auténtica identidad. Hace un nuevo encargo a los duendes zapateros, esta vez con sus diseños mágicos, algo que los duendes no creen que vaya a salir bien y le aseguran que el precio a pagar será alto, pero Crispin sigue en sus trece. Huele a que a no muy largo plazo será una mala decisión haber fabricado esos zapatos.
Por su parte Cencienta y Aladin se van de fiesta, usando identidades falsas para tratar de dar con quien está introduciendo toda la mercancía en el mercado negro. Ya que al parecer hay una subasta de uno de esos objetos mágicos de gran poder. Pero las cosas se tuercen cuando la anfritriona reconoce a al menos uno de los dos impostores y Aldain y Cenicienta se encuentran peleándose con un montón de ghols. Y esta vez Cenicienta no tiene ninguna falda-aladelta con la que salir volando del edificio. ¿Cómo éscaparán de lo que parece un callejón sin salida?
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