Los Diarios de Villa Fábula

sábado, 17 de diciembre de 2011

Fables #110


Con este número 110 seguimos teniendo dos tramas paralelas. Por un lado Bufkin encuentra nuevos aliados para su revolución en aquellos que parecían perseguirlo para capturarlo. Mientras los cachorros continúan con las pruebas que determinen quién sucederá al Viento del Norte.


Bufkin y el resto de revolucionarios tratan de buscar más apoyos tras descubrir que el gigante y los tigres que les perseguían quieren unirse también a la revolución. Mientras tratan de conseguir convencer a los enanos de que caven bajo el suelo para poder así recuperar todos los artefactos mágicos que el Rey Nomo guarda en un protegidísimo almacén Bufkin es capturado por los monos voladores fieles al régimen de Roquat.
Por su parte, las cosas en el reino del Viento del Norte no van mucho mejor. Los otros tres vientos cardinales quieren repartirse a los cachorros para ponerles a prueba (y manipularlos en su favor) en lugar de permitir que sigan siendo los antiguos lacayos del Viento del Norte los que traten de encontrar al mejor sucesor. Pero eso es algo que Lobo no parece dispuesto a permitir, lo que provoca un enfrentamiento Mistral consigue detener a tiempo, pero que lleva las conspiraciones de los tres vientos cardinales a un nuevo nivel.
Mientras los cachorros se lana a una nueva búsqueda, y Winter parece alejarse más de lo que esperaba, hasta encontrar el pequeño y ancestral baúl de su abuelo.
Y por supuesto tenemos un pequeño vistazo de cómo el entrenamiento de la antigua Enfermera Spratt continúa, incluyendo una mención a la misteriosa espada Eastermark que el Señor Holt se niega a utilizar.

Bill Willingham está firmando un nuevo giro en Fábulas de lo más interesante después de la desaparición de Mr. Dark. Ya nos avisó que en estos segundos 100 números los cachorros tomarían mayor relevancia, pero además de eso está empezando a jugar más con las tierras natales. Este arco consigue, al menos personalmente, elevar el interés por muchas tramas como hace bastante que no lo veíamos en la serie.
Tenemos a Bufkin apresado, a Winter que parece postularse como la heredera del Viento del Norte, una revolución en marcha en una de las tierras natales junto una Enfermera Spratt llena de ansias de venganza. Todo avanza despacito, pero con buena letra.
Sobre el arte del número, Mark Buckingham sigue sublime, aunque los acabados de Shawn McManus llaman demasiado la atención respecto a su dibujo, sobre todo en la diferencia que aporta el uso o no de las acuarelas. Aún así, el haber dividido su trabajo entre las dos tramas principales diluye un poco el efecto.
Y con el próximo número cerramos arco argumental y conocemos fnalmente al heredero del Viento del Norte.

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