sábado, 10 de octubre de 2009
Fables #88
"Todas los cuentos de hadas ocurren en el bosque, incluso aquellos que no lo hacen".
Eso es lo que frau Totenkinder le dice al Rey Cole casi al comienzo de este número. Y se refiere a los lugares oscuros, a las historias que nos llevan a lo desconocido. Fábulas está haciendo eso, hundiéndose cada vez más en la oscuridad de los personajes y virando hacia una punto hasta ahora desconocido por toda la comunidad de Villa Fábula.
Ozma ansía el poder, aunque sea de forma velada, y Maddy, o Medea, espía para ella. La noticia con la que se da de bruces desde luego no es la que esperaba.
Por su parte las noticias más felices, el embarazo de Bella, parecen predestinadas a convertirse en ddesenlaces amargos. Qué ha hecho o qué sabe Frau es algo que parece que no sabremos hasta el desenlace final.
Y entre tanto los más débiles, Bufkin, han de calarse una armadura y disfrazarse de guerreros. Para sólo obtener las risas de los más poderosos.
Son tiempos oscuros. Son lugares oscuros. Los mismos lugares donde siempre se contaron los cuentos de hadas, y a la vez lugares nuevos y desconocidos.
Y por encima de todas esas tramas hurdidas, buenas nuevas torcidas, y brujas amenazantes, tenemos a un personaje que siempre ha sido la figura en la sombra. La omnipresente clave de todo nuestro largo cuento. Frau Totenkinder determina que tal vez sí sea el momento de un final, de un gran y dramático cambio. Esa epifanía es absolutamente reveladora. No sólo porque nos muestra todas y cada una de las brujas que Frau ha sido, sino porque también nos muestra lo que siente por haberlas sido. Por primera vez vemos a una Frau débil, realmente marchita cuando recuerda la primera en la que sacrificó a su propia hijo. Cuando revela esos tres nombres originales: Condenación, Rechazo y Carga. Mucho más fuertes que los que tuvo después su lugar de poder: Refugio y Captura. Nos desvela cada uno de sus engaños e ilusiones y revela su auténtica forma.
Ya no necesita ser la anciana, es hora de un nuevo comienzo en otro mundo. Y es hora de destejer todo lo que aquí ha tejido.
Tal vez ahora caigan todas las cosas que aún parecían seguras en este pequeño universo. O sólo caigan los telones de ilusiones que Frau tejió a lo largo de los siglos. O tal vez esto sólo sea otro telón, para así jugar su juego en esta guerra interna.
Y nuestros cuentos se adentran pues en esos lugares oscuros, donde sólo nos queda enfrentarnos a lo desconocido.
Todo el número es un punto de inflexión, centrado en una crisálida, o una epifanía. Totenkinder finalmente se desvela en su verdadera forma, y se nos desnuda a los lectores. Y mediante la prosa de willingham y la gloriosa labor de Buckingham la descubrimos realmente en su esplendor y su flaqueza.
Si he de escoger una sola viñeta no me quedo con la fantástica muchacha partiendo frente a la puerta. Escojo a la anciana débil, recordando a su propio hijo, muerto bajo su cuchillo. Ésa es probablemente la auténtica Frau, la que verdaderamente se esconde bajo tantas capas de ilusiones y mentiras.
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