Estamos ante un número que sería digno de las películas de los Blues Brothers, con una continua persecución hilarante y sin sentido. Si en el número anterior me quejaba de que ultimamente a la serie lae faltaba movimiento en este número podemos hartarnos de él. De un plumazo Bill Willngham y Matthew Sturges nos enseñan todo Americana, desde una Gran Ciudad sacada de los musicales de Brodway hasta una Salem que aún vive en la época colonial; pasando por unas Gran y Blanco Norte muy tranquilo y canadiense o una Tierra de Gangsters que hace mucho honor a su nombre.
La historia es muy divertida y da un pequeño giro a algunos personajes, a la vez que abre (como quien no quiere la cosa) expectativas a nuevas tramas e historias. El posible romance entre Hillary y Jack, la, siempre encubierta, misión ¿divina? de Cuervo, etc...
Yo sigo teniendo la sensación de que aún estamos asentando bases y que al final la serie se encaminará dejando un poco al lado la sucesión de chaladuras y pillerías de Jack.
Pero eso, tal vez, sea más adelante, por ahora tenemos un tesoro por encontrar.
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