Los Diarios de Villa Fábula

miércoles, 24 de octubre de 2007

Fables #66


La Gran Aventura de Papamoscas parece llegar a su clímax. Ya con un reino propio en el Corazón de las Tierras Natales dominadas por el Imperio y comenzando a asentarse en él, el Rey Ambrose comienza a descrubrir sus cartas en el juego a gran escala que es la guerra a punto de estallar.
Ahora Ambrose ya no se parece en nada a aquel tímido bedel que canturreaba en los pasillos del Bosque. El que una vez pareció un tontorrón simpático y animado se ha convertido en un auténtico rey consciente de su gran papel en este juego y ducho en las intrigas de la política.
En este número descubrimos que desde un principio pareció preveer la traición de Shere Khan y Barbazul, y contó con ellas para jugarlas en su favor, y poder atraer al Imperio a su propio terreno. Para tratar de derrotar a su ejército él solo. O como mucho con la única ayuda del Leal John. Sin duda Papamoscas ya ha llegado a su destino espiritual, ya sólo nos queda saber cuál será el epílogo de todo este largo viaje.
Pero junto con el descubrimiento del juego real de Ambrose nos encontramos con un Lancelot convertido en su emisario ante el Imperio (baza jugada seguramente para irritar a los mandamases del Imperio aún más) o un weyland Smith a cargo de la recontrucción del Reino.
Además tenemos la aparición estelar del Chico de Azul que da una cierta impresión de que ya sabía algunas de las cosas que Papamoscas tenía intención de llevar a cabo. Junto con él trae gran cantidad de suministros para el reino y alguna que otra curiosidad. Como los carteles y la propaganda enviada por el Príncipe Azul. Meses esperando ver un dragón en este número (desde que vimos por primera vez la portada) y tratando de saber como cuadraría en él y luego me encuentro con esto. Esta vez Bill Willingham y James Jean nos han tomado bien el pelo.
Como revelación finales del número tenemos el posicionamiento político de Ambrose como un Reino independiente y tercera alternativa a la guerra que se avecina. Esperemos que le dure el reino y que dé todo el juego que potencialmente parece tener.
En las últimas páginas tenemos, a parte de un ejército sin ninguna cara conocida hasta ahora(me da que en el imperio no se toman a Papamoscas muy en serio ahora mismo), la escena de todo Villa Fábula presenciando, via espejo mágico, el preludio de lo que será la Gran Guerra por venir. Y en ese pequeño retorno a Nueva York podemos ver, por no más que un segundo (una viñeta) a Frau Totenkinder. Hace poco ya se reveló ella misma como la titiritera de este bando del juego, pero ahora, verla ahí sentada en las sombras de esa forma parece hacer más fácil encuadrarla en ese papel. Y a la vez parece hasta maternal al decir lo que dice. Preocupada por todo lo que tiene que venir. Y tal vez esperando que nadie más de su bando tenga que caer para que esto llegue a su fin.

En el apartado artístico nin guna queja, es más. Desde que Danny Vozzo dejó la serie y Lee Loughridge pasó a encargarse de los colores notaba los dibujos de Mark Buckingham más planos y con menos detalles, aunque poco a poco había habido un cierto retorno a la situación anterior. Creo que en parte por la paleta de colores de Loughridge y en parte porque Buckingham trataba de adaptar su dibujo a la forma de trabajar del nuevo colorista. Pues bien, en este número creo que puedo decir que sin ninguna duda el conjunto del trabajo de Mark, Lee y Steve Leialoha (entintación) es de los mejores de los últimos números, y tal vez de toda la serie. Me encantan los colores vivos de las escenas campestres en el Reino de Papamoscas y los oscuros de Villa Fábula antes de la Batalla. Y las ágiles imágenes del parlamento de Lancelot ante el emperador. Sencillamente genial.
Ya sólo nos falta esperar a la guerra. Ya sólo un mes.

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